miércoles, 25 de abril de 2012

Minas Tudela



Aquella montaña cual imponente en el cerro nos miraba, esperaba en su silencio mostrarme su escondido secreto. Yo percibía su llamada, el silencio susurrante del viento muy levemente me llamaba, ven,  quiero decirte algo, sube, me ves desde el valle y as percibido mi alma, el susurro del viento cual brizna inesperada dibujo un remolino en lo alto, sube hasta mi verdad, te concedo que me pises, me toques, me sientas, me contemples, me hables y escuches mi verdad, quiero que veas mi oscuridad llena de luz, y escuches mi sonoro silencio en armónicas voces del inframundo paralelo y eterno que siento en tu palpitar.















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